Para que Ethereum y otras redes de blockchain puedan funcionar como se pretende, deben estar descentralizadas. Lo que significa que ninguna entidad o grupo debe poseer el control de la red. Pero los estudios demostraron que las redes blockchain no se encuentran tan descentralizadas como las personas creen. Es más, incorporaron muchas de las mismas prácticas problemáticas y la infraestructura centralizada que infectan la Web2.
Entre los problemas se encuentra la centralización de los nodos. Un sitio web de nombre Are we decentralized yet?, traducido: ¿Ya estamos descentralizados? en el que se destaca que muchas cadenas de bloques poseen un bajo número de nodos, y también de un pequeño número de entidades que controlan la mayor parte del poder de voto y de minería.
Esto produce riesgos de interrupciones e incluso de latencia dependiente de la ubicación. Los servicios en la nube son una forma popular de almacenar datos y ejecutar aplicaciones, pero también contribuyen en gran medida a la centralización de nodos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign ha hecho el descubrimiento de que “los nodos de Ethereum operan de forma principal en entornos de nube”. Esto quiere decir que una sola interrupción o retraso en uno de estos proveedores podría tener un impacto significativo en la red.
Ofertas tales como Amazon Microsoft Azure, Web Services y Google Cloud Platform hacen que sea bastante fácil para una persona con conocimientos técnicos montar un nodo de cadenas de bloques. Aunque esto signifique, además, que estos proveedores centralizados poseen de forma indirecta mucho control sobre las redes de cadena de bloques, de los que su infraestructura de servidores podría hacer uso para apoyar. Si toman la decisión de restringir o bloquear el acceso a sus servicios, esto podría afectar seriamente a redes como Ethereum, que depende en gran parte de los proveedores de servicios en la nube.
Preocupación por el control y la censura de Web3
Desde su creación en 2015, Ethereum estuvo plagado de polémicas. Los últimos estallidos están relacionados con el rol de los mineros en la red Ethereum. Los mineros son los encargados de validar las transacciones y agragarlas a la blockchain, y son recompensados con ETH por sus esfuerzos. El problema es que la mayor parte de la red está dirigida por solo 3 entidades.
Para finales de 2021, los reguladores chinos habían tomado medidas enérgicas en contra la minería de criptomonedas, que anteriormente representaba la parte mayor de la potencia minera mundial. Los resultados fueron evidentes inmediatamente, ya que tanto el hashrate como el precio de ETH se desmoronaron.
Esta prohibición colocó en manifestación los peligros de la centralización de los nodos de las cadenas de bloques. Cuando un número pequeño de entidades controlan la red, pueden afectar al precio del ETH. Esto resulta un problema grave, por el hecho de que socava la naturaleza de confianza de un sistema descentralizado como Ethereum.
No solamente China cuenta con duras prohibiciones
China no es el único país que tomó medidas, puesto que las criptomonedas están prohibidas en al menos otros 8 países. Estas prohibiciones duras entraron en vigor en Omán, Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto, Irak, Qatar y Bangladesh, con otros 42 países que prohíben de forma implícita, las monedas digitales por medio de regulaciones bancarias y de intercambio de criptodivisas. Dicho de otro modo, más de 50 países prohibieron las criptodivisas de forma directa o indirecta. Estas prohibiciones son a menudo e forma egoísta, como en el caso de China, que está impulsando su propia moneda digital, el yuan.
La razón de esta tendencia es clara. Las redes descentralizadas suponen una amenaza para el control que los gobiernos poseen sobre la economía. Al prohibir la minería de Ethereum o incluso prohibir el propio Ethereum, estos países pueden controlar la circulación de dinero y retenerlo dentro de sus fronteras. Esto resulta esencial para los países que buscan controlar su moneda y evitar la fuga de capitales.
El problema se da cuando los países comienza a prohibir la minería de Ethereum, hace más difícil que la gente utilice la criptodivisa. Esto podría conducir a una disminución del interés en Ethereum y otras criptodivisas, lo que podría ser malo tanto para los desarrolladores como para los usuarios de estas redes.
Estas preocupaciones son exponencialmente altas, cuando se refiera de criptodivisas más pequeñas que no tienen el nodecount masivo y hashrate de Ethereum.
Web3 y su preocupación por la latencia
Mientras que la tecnología blockchain gana popularidad, un número creciente de organizaciones está buscando implementarla en sus modelos de negocio. No obstante, la centralización de los nodos de cadenas de bloques provoca una alta latencia para muchos usuarios. Los nodos son la columna vertebral de las redes de blockchain y se encargan de validar las transacciones en sus libros de contabilidad distribuidos compartidos. No obstante, debido al elevado coste de la infraestructura y el mantenimiento, no todas las organizaciones pueden permitirse albergar un nodo. Esto hace que la red sea susceptible de ser centralizada, lo que puede provocar una alta latencia para los usuarios que no están geográficamente cerca de los servidores.
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