Desde la creación de los videojuegos, los jugadores han tenido que gastar dinero para jugarlos. Incluso para los nacidos en los 90 en adelante, ha habido una nostalgia masiva en nuestras cabezas de cómo eran los 80. Debido a su continua influencia en la cultura pop.
Muchos de los occidentales han crecido viendo imágenes en los medios de comunicación de jóvenes adolescentes en los salones recreativos. Metiendo monedas en una máquina para jugar a Space Invaders, Frogger, Pac-Man o Asteroids. Incluso ahora, la mayoría de los juegos de Playstation, Xbox y Nintendo se compran antes de jugar.
Cómo empezó Free to Play
La siguiente etapa en la revolución de los juegos llegó con los juegos gratuitos. Las primeras iteraciones de este tipo incluían juegos MMORPG creados en Internet, como el popularísimo Runescape. El cual se creó por primera vez hace casi 20 años, en enero de 2001.
En los últimos años, la llegada de los juegos para móviles allanó el rumbo para juegos gratuitos de gran éxito como Clash of Clans y Fortnite Battle Royale. Lo que Fortnite ha hecho muy bien es ofrecer a los usuarios una experiencia de juego premium a cambio de nada, sin dejar de monetizar a su público.
El modelo free-to-play hizo que la gente se descargara el juego: al ser gratis, no había nada que perder por probarlo. Luego, los que se enamoraban del juego podían adquirir un “pase de batalla” opcional de Fortnite, que les permitía subir de nivel a su personaje y desbloquear objetos.
Counter-Strike GO es un ejemplo de un juego que al inicio era barato, pero que con el tiempo se convirtió en una descarga gratuita y obtuvo la mayor parte de su dinero a través de las compras adentro del juego. En cuanto a Clash of Clans, este juego para móviles obtuvo en 2015 unos increíbles ingresos diarios de 1,56 millones de dólares. A pesar de ser un juego relativamente sencillo y gratuito, parte del éxito de Clash of Clans se debe a que es lo suficientemente complejo como para haber conseguido una comunidad de fans devotos. Es este aspecto comunitario del juego el que ha facilitado el aumento del siguiente paso en su evolución: jugar para ganar.
¿Cómo va la cosa? jugar para ganar
Antes de que se estableciera el modo de “jugar para ganar”, existía la demanda de que los jugadores ganaran divisas con los juegos. En lugar de que las compañías de juegos fueran las únicas capaces de hacerlo. La venta no regulada de cuentas de Clash of Clan. Y el comercio de tokens de la FIFA tuvieron lugar muchísimo antes de que el modelo “jugar para ganar” fuera una opción.
Con el tiempo, la FIFA prohibió dicha actividad, y el desarrollador de Clash of Clans, Supercell, jamás estuvo directamente involucrado en dichas transacciones. Hoy, en respuesta a esta demanda, podemos ver juegos que ofrecen una clara línea de incentivos a la hora de permitir a los jugadores que quieran ganar de su juego.
El mayor ejemplo es Axie Infinity, un juego creado en blockchain en el que los usuarios crían criaturas NFT conocidas como Axies y “cultivan” una criptodivisa nativa llamada SLP (Smooth Love Potion) para generar dinero. Dado que las NFT Axie necesarias para jugar pueden ser caras, este es una zona en la que el aspecto comunitario del mundo de los juegos ha logrado realmente. Los “gremios” o comunidades de juego “Play-to-earn” existen para auxiliar a los nuevos y voluntariosos jugadores de este tipo de juegos. Pertenecer a un gremio proporciona a los usuarios los NFT y la formación necesaria para empezar a ganar con el juego respectivo a cambio de una parte de los ingresos del usuario.
Los juegos “Play-to-earn” se lanzan dentro de mundos de NFT más amplios, que pueden tener múltiples usos fuera del juego. Spores Network es un ejemplo de proyecto de NFT cuya plataforma crea la facilitación de lanzamientos de juegos para ganar. Además de que su ecosistema se nutre de un mercadeo comisariado en los ámbitos del arte y el entretenimiento, la plataforma también albergará una tienda única de GameFi.
La industria y su adaptación
La industria del juego ha experimentado varios cambios y ha avanzado considerablemente en las últimas décadas. Las empresas que batallan por satisfacer y reaccionar a las necesidades de sus usuarios tienden a tambalearse y desaparecer. Pero el juego en su conjunto ha demostrado que está abierto para la adaptación. La adaptación de una industria en beneficio de su participante final es digna de elogio, y el modelo “jugar para ganar” es la culminación moderna de una nueva ola de negocios positivos y centrados en la comunidad en este reciente mundo de la tecnología blockchain.